El arte, mas aún el que se realiza en el espacio público conlleva una responsabilidad y un compromiso que se extiende más allá de la gratificación instantánea de la imagen y lo estético ésta responsabilidad está fuertemente ligada con la comunidad, el ambiente, la historia, el contexto y la ciudad. En general se solicitan o se hacen convocatorias para estas comisiones que abordan el espacio público con el objeto de regenerar un espacio, conmemorar un evento o intentar un cambio en el paisaje urbano.
Una oportunidad maravillosa para licitar una obra de gran importancia en el espacio público, pudo haber sido el haber convocado a concurso la realización de un proyecto que pensase en el ciudadano, en su desplazamiento, recreación, esparcimiento y sentido de pertenencia en el perímetro y terreno que pertenece a la CAF , en la parte sur de la plaza Altamira en el municipio Chacao, y que se adjudicó, no sabemos cómo, a el recién repintado mural “Flores para mi Tierra” de Reymond Romero.
Quisiera esbozar algunas consideraciones en relación a el mural, el lugar, , así como su interacción con el espacio que ocupa y su entorno.
Hay que recordar que ese terreno lo ocupaba un gran edificio donde entre otras cosas habitaba una muy conocida discoteca de "ambiente" y una gran sala de cine teatro/cine. Luego de su demolición el espacio quedó como un solar, donde se iniciaron algunos trabajos sobre el terreno y que no concluyeron en nada en concreto. Durante las protestas del año 2017 ese terreno sirvió de refugio y lugar de provisiones por parte de los manifestantes para obtener piedras y otros materiales para contrarestar las embestidas de las fuerzas de seguridad del estado.
La pagina web de la alcaldia de Chacao dice:
"Nos sentimos muy contentos de que la CAF -Banco de Desarrollo de América Latina- nos haya tomado en cuenta para construir el mural “Flores para mi Tierra” en nuestro municipio, obra que tiene un maravilloso boulevard que conecta en todo su perímetro con la plaza Altamira. Este mural cuenta con un boulevard totalmente iluminado, con amplias aceras y seguridad, en el que se entremezclan el peatón, el conductor y el deportista a través de una obra visual que conjuga a nuestros vecinos de Bello Campo, Altamira, El Dorado, La Floresta y a todos los venezolanos."
"El mural Flores para mi Tierra está ubicado en la plaza Altamira Sur, cuenta con 1.200 metros cuadrados, en el que están dispuestas 4.500 flores que simbolizan la integración y la identidad latinoamericana, valores que nos identifican como venezolanos y por los que trabajamos desde Chacao para la construcción de la Venezuela que todos nos merecemos."
"Este lugar de encuentro, convivencia ciudadana, demuestra la importancia del rescate de los espacios públicos."
Segun el diccionario: un boulevard es una calle ancha generalmente con árboles en los laterales que es utilizada como paseo peatonal.
El muro de grandes láminas de metal con sus flores pintadas, rematadas en algunos segmentos con alambre de púas en la parte superior y que circunscribe el perímetro de los 1200 metros cuadrados, imposibilita el paso y la visual de una Avenida a la otra (Luis Roche y Altamira sur). No existe en todo el perímetro un espacio que se pueda considerar un" lugar de encuentro". A diferencia de otros bulevares o ramblas del mundo no hay ni bancos, ni árboles, aunque hay que ser justos, si hay algunos pocos árboles previos a el proyecto y se debe decir también que se sembraron otros pocos más, pero que no hacen más agradable el recorrido, por ser apenas muy jóvenes, por una acera que se pretende "boulevard".
En cuanto a consideraciones de índole plástico, las flores repetidas a lo largo del muro tienen su referente mas obvio, y menos logrado las del mural, en la obra "Flowers" de 1964 de Andy Warhol donde el icónico artista norteamericano utiliza la repetición- a través de la serigrafía de flores de cinco pétalos, los mismos cinco pétalos que tienen las flores de Reymond. También hay algún guiño, aunque lo dudo, a la diseñadora inglesa Mary Quant y su simple logo creado también en los años 60's. No hay nada novedoso y sí mucho de decoración en el mural. Si su valor está en las dimensiones, la utilización de cualquier otro motivo hubiese sido igual. Las flores no están en la tierra, no producen una interacción positiva con el ambiente (abejas, aves, seres humanos) y tampoco generan un espacio que nos merezcamos.
Si bien quizás hay para muchas personas, conductores y peatones alguna satisfacción visual, a mi entender se perdió una gran oportunidad para hacer de una obra pública algo ejemplar, útil replicable y trascendente.
El síndrome de Wynwood ha invadido no solo a Chacao sino también a muchas ciudades del país. Ojalá el muralismo -como el mexicano o los modernistas de la Universidad Central hubiesen sido el ejemplo a seguir. Así como otros ejemplos transformadores, eternos y de una gran significación de artistas que si han visto en este tipo de intervenciones una oportunidad para generar consciencia y cambio.
Para citar un par de ellos:
1-
En 1982 Joseph Beuys, artista alemán, realizó la intervención titulada 7,000 Oaks ( 7,000 robles) para la séptima edición de la muestra de arte contemporánea Documenta de Kassel (Alemania) donde colocó 7,000 bloques de basalto frente a la fachada del museo Fridericianum, la propuesta llevaba consigo una exigencia: las piedras sólo se moverían del lugar si se plantaba en la nueva ubicación un roble junto a cada una de ellas. Fueron necesarios 5 años para llevar a cabo la «reforestación urbana», trasladar las 7000 piedras y sembrar un roble a su lado, el último de ellos se sembró ya sin Beuys, quien falleció en 1986, y se escogió la misma ubicación que el primero es decir frente al museo. Esta intervención artística, de gran controversia en sus inicios, y en la que colaboraron ciudadanos, administraciones y empresas, supuso un gran impacto positivo en la ciudad por su carácter social y ecológico, cambiando el paisaje de Kassel para siempre. Al día de hoy 7000 árboles de roble habitan el paisaje junto a una piedra que nunca creció.
La educación debe convertirse en un arte, debe ser una labor creativa y el arte (la obra tiene que trascender a el artista).
2-
Agnes Denes, artista húngara que creo la obra Wheatfield — A Confrontation, en 1982. Una obra que consistió en convertir 8000 m² de un solar en Manhattan en un cultivo de trigo sostenible. El trigo y su habitual color amarillo generaba un notable contraste con el paisaje gris neoyorquino. Así también cambió significativamente el ambiente y la relación de la gente con ese espacio.
La obra cuestionaba el impacto del urbanismo sobre la producción agraria y de acuerdo con Agnes:
«llamaba la atención sobre los errores de gestión y el hambre en el mundo. Era a su vez un paraíso en miniatura, era un campo en la ciudad, era paz».
Ojalá los artistas y los municipios sepan reconocer la inmensa oportunidad que es siempre una obra en el espacio público, pensar que no se limita a una capa pictórica o a una escultura en una esquina de una plaza.
Reconocer la utilidad del arte, su poder de transformación y sanación, es una tarea pendiente.